Una semilla da fruto cuando encuentra las condiciones ideales para crecer, y la palabra de Dios es una semilla fecunda capaz de germinar dando frutos de vida eterna. Nosotros estamos llamados a ayudar a plantar esa semilla de amor y misericordia en todos los que nos rodean. La Palabra dice en Lucas 17:6, que Jesús hablo a Sus discípulos: «Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a este árbol: "Desarráigate y plántate en el mar", y les obedecería.» refiriéndose a cómo el poder y la bendición del Señor está con los que tienen verdadera fe y que lo poco es mucho cuando proviene de Dios. Lo que estamos pidiendo parece un aporte muy pequeño, pero Dios logrará que con esta pequeña semilla su Palabra crezca como un árbol en el corazón de personas que hoy más que nunca, necesitan conocerla porque una vez da frutos, su bendición nunca se detiene!
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